miércoles, 9 de septiembre de 2009

Cosas que me muero por gritar en una burra(pero no tengo los wevos o la falta de "educación" suficiente/s)Parte I:

1.Si se va a agarrar del tubo y va a decidir poner su "chilaka" en mi cara señor, siempre asegurese de usar desodorante.

2. Porque putas vos y los otros 2345 "brochas" de Guate fingen la voz!?!?!

3. Que no me voy a correr cerote!

4. Y que le parece si se trata de correr un par de centimetros más para que aunque sea me quepan 3/4 de media nalga en el sillon.

5. Señor Chofer....CAMBIE ESA MÚSICA MIERDA YÁ!!!

6. No entendes?! .. NO ME VOY A CORRER POR LA GRAN PUTA!!


(CONTINUARA)

El Gallo


Domingo en la mañana. Entonces subo al bus tratando de dejar la rutina diaria, pero ¡que sorpresa!, se aprovechan de mi, y pago un quetzal más, sin decir nada, pues el trabajo obliga, procedo a sentarme y disfrutar el viaje, aunque después de una noche de desvelo no me queda más que forzar los parpados.


Algunos se resisten, pequeña confrontación. Un quetzal no es nada, pero se aprovechan…


Como contorsionistas logran agarrarse de algo o alguien, para poder llegar hacia un espacio “decente”, si puede llamarse así, un lugar donde puedan disfrutar el viaje.


Un personaje llama mi atención bruscamente, pretende venderme salvación a través de una barra dulce, ahora comprendo que me serviria el quetzal. No sé como logra distribuir la mercancía en manos de cada persona sin perder el equilibrio. ¡Que gran habilidad!, no se si yo podría utilizar de esa forma mi voz; hambrientos de atención, me piden no voltear el rostro, ¡no ignorar!, Por favor no ignorar...


Bajo el rostro y mi mente se desconcentra, un animal blanco con cresta roja, entonces me pregunto si estoy en el bus correcto hacia el destino correcto, si lo estoy, pero parece que es él quien no esta en su lugar.
Un olor a cebolla y verduras mezcladas en el ambiente, como un jugo de olores que se mezcla en el aire y lo saboreo con mi olfato.


Al final de mi camino el animal me ve con intriga, sin saber a donde va, pero con certeza de que no volverá, intrincando mis pensamientos, y entonces pienso, mi destino es el mismo, pero peor aún. Porque ¡no se donde estoy!.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Viaje Sideral Extraurbano

Estamos al límite, unos centímetros te separan del abismo
¡Subite la grada chavo!

Respirar lo marginal, ¿acaso no es así como te llaman?
¡Pasajes en mano! Pasajes en mano por favor
Esto me suena asalto y vaya si no, pero ellos son bien delicados
te tratan con amor
Hágase para atrás mamita, siga la fila por favor

Aerolíneas “rápidos de Peronia” le desea un buen viaje. Abroche sus cinturones y recuerde dónde caben dos, caben tres.

Rápidos de Peronia

Desesperado por los constantes abusos sufridos por la represora mancuerna chofer-ayudante, ese día decidí ser un contestatario. Emanciparme del poder esclavizante que ejercen esos dos hijos de puta.

La voz de un pueblo oprimido haciendo erupción en mi garganta. Eran ya casi diez minutos y no nos movíamos de la parada. Yo estaba cansado y ansiaba llegar a mi casa, quitarme los zapatos y ver televisión. Pero la desbordada ambición de nuestro flamante piloto resultaba insolentemente contradictoria con mis deseos de descanso.

Unos tímidos quejidos se escucharon cuando alguien levemente choco sus nudillos contra el techo. Era la primera señal de desesperación, la gente ejerciendo su derecho de quejarse contra la inmundicia avaricia que escurría por la piel grasosa del chofer.

Ahí estaba yo. Ahí estaba él. Su mirada amenazante se asomaba por el retrovisor mientras yo intentaba sostenerle los ojos.

En un pequeño descuido se aparto del espejo. Fue cuando aproveche para soltar toda mi desesperación en un increíblemente grito seco de ¡Apúrate coche!

Error

-Como así que coche, aquí el único coche sos vos, anda a ver atrás que no se vaya a bajar nadie, voy a verguear a un hijue puta-

Una gota de sudor frío se deslizo por mi espalda, de pronto fueron apareciendo imágenes de la infancia. Mis tardes soleadas en columpio, los interminables juegos de kick ball en la cuadra, los refrescantes "cuquitos" y un sinfín de niñerías más.

Todo ese futuro que se me había escapado de las manos, ahora mis compañeros de viaje me miraban con lástima.

Pero tenía un As bajo la manga, olvide mencionar que mi copiloto de asiento estaba durmiendo antes del grito, y cuando grite se despertó sobresaltado.

El único inconveniente era que el chofer, un tipo gordo, grande y colorado no dejaba de verme a mí.

La hora de la verdad había llegado, estaba a una parada de bajarme a sufrir la peor paliza de mi vida cuando el milagro sucedió.

Mi copiloto adormitado se bajo justo una parada antes, el chofer lo despidió con una amable patada y por mi nadie preguntó.

¿Cómo reconocerse desde la marginalidad?
Realmente no es sencillo, resulta inquietante.


Algunas situaciones que me hacen dudar de mi condición anti-marginal:
1)Utilizo regularmente el transporte extraurbano y su equivalente citadino.
2)Me gusta siempre irme hasta atrás.
3)En las fiestas nadie me reconoce.
4)No tengo muchos amigos.
5)Los dedos de la mano no me alcanzan para contar la gente que me odia, mucho menos la que yo mismo detesto.

¿Yo marginal?
¡Eso no va conmigo!